Me levanto por la mañana, me da flojera el solo pensar que me toca otra vez esa clase aburrida y me levanto obligada a bañarme. Esa rutina. Tomo desayuno y luego me arreglo para salir a la hora, siempre que me asomo a la calle el Agdabus se pasa desocupado, lo mismo me pasa cuando voy llegando a la esquina, pienso que el chofer me espera para cuando me asome arranque dejándome esperando para llegar atrasada. Tomo un colectivo o espero pacientemente la otra micro. A cierta hora pasa una muy llena y los colectivos también se llenan, pero no me gusta caminar hacia arriba.
Me subo a la micro: a cierta hora la misma gente, y siempre el retumbante sonido del reggaetón, además del chofer buena onda y el otro muy mala gente. ¡Córranse para atrás, esta vacio allá, muévanse! niños del College, del Ignacio Carrera Pinto, del Joseph, o del Nacional, dependiendo de la hora.
Me subo al colectivo: Todo en paz, caro, pero en paz, la radio con sus cumbias mañaneras, o su programa mañanero, y romanticones.
Me bajo de la micro, ahora el trayecto es mas corto, entro, saludo al tío, camino hacia el tercer piso, y son las mismas caras, las mismas risas. No saludo a nadie ya que tengo sueño. Al llegar al tercer piso veo la puerta de la sala 3.7, la abro y…
Abro la puerta y siempre se olvidaba que clase aburrida tocaba a esa hora, ya que siempre estaban las chicas, hablando o estudiando, estaban mis compañeras, o también los chicos, mis amigos, que a pesar de la hora estaban allí para alegrarme el día y para despertarme, además para recordarme que tenia que conversar con ellos y comenzar a tirar mis bromas. Tantos años realizando la misma rutina, pero al final el destino inesperado de llegar a la sala era inevitable y placentero cuando abría esa puerta, ese recuerdo es el que siempre tendré en mi memoria, ya que como lo dije antes, era mi manera de comenzar el día, la manera en que los Lunes comenzaba la semana y el Viernes cuando finalizaba, y los martes, que me tenia que ir a una entretenida clase de matemáticas de los sonsos. El resto del día era otra cosa, cosas diferentes, temas diferentes, risas, pelambres, recuerdos, y tonteras, promesas, sueños ñoños y mamones, chuchadas a los profes, y cariños para otros. El saludar a los tíos del aseo o hacer el slam en el kiosco para comprar un dulce o un pan. Las semanas del colegio. El recreo a pesar de que estábamos todos apretados después de vacaciones de invierno, igual era entretenido, molestar a los chicos reality, y pelear con las inspectoras cuando nos mandaban a clase y reírse de ellos también. El lunes, se hiso mas genial que antes ya que el acto era otro recreo mas, y luego venían las clases de historia, que aburrimiento era ese, pero igual se hacia entretenido ya que era necesario tirar la talla. Me hubiera gustado seguir con el basquetbol, ya que era muy entretenido y me desestresaba, además porque también la pasaba muy bien, con las tallas al profe, o como lo convencíamos para que no hiciera la parte de resistencia y solo hiciera partidos, de cómo nos burlábamos de los varones haciendo skiping, cuando íbamos a pechar comida a la clase de repostería. Siempre estaban las chicas con sus cumbias cocinando y nosotras pidiendo algo para alimentarnos, o la Karen escondiéndose del basquetbol. Todo cambia, todo tiene un fin, que pena también que lo bueno dura poco… la mala racha nos siguió hasta cuarto medio, y los compañeros que se fueron se extrañaron mas que el que llego, pero alcanzamos a conocernos, conocer nuestras habilidades, nuestras especialidades y además a trabajar en conjunto, nuestras mañas, y algunas características que siempre se recordaran.
Fuimos renegados desde el momento en que entramos por esa puerta, pero creo que fue mejor así, ya que fuimos incluso renegados entre nosotros, y eso al final nos pasa la cuenta, pero, nos sirvió de mucho, aprendimos a ser fuertes, unidos y a enfrentar los problemas, a salir del agujero y tratar de imponernos como sea, hasta que al final fuimos mas reconocidos y creo que seremos mas recordados que el cuarto A. que pena que las cosas se vengan a saber al ultimo momento, y reconozcamos nuestro valor al final. Ahora la familia a crecido, aunque muchos se hallan ido, pero al final dejaron huellas en nosotros, es mejor quedarse con los mejores recuerdos y también con las sonrisas que cada uno entregaba. Para mi este no es un adiós, “si no que un hasta luego”, “hasta la PSU”, “hasta otro campamento”, “hasta otro asado”, “en la calle”, “nos vemos en el facebook”, “nos vemos en la conferencia del MSN”… cuando abra la puerta, esa puerta, siempre los veré a ustedes, los saludare y comenzaré otra vez mi semana feliz ya que sabré que siempre estarán allí.
Creí que mi paso por el colegio y por el curso seria NN, pero no fue así, y me alegro de que no haya sido así, me alegro del apoyo de muchos en tercero, me alegra haberlos conocido, y me alegra, de todo corazón, ser una “RENEGADA”
Con todo su cariño, lagrimas, alegría, se despide
Camila L. Silva Alvarez
(Kamilonga)
Miércoles 12 de noviembre de 2008
